Tensiones
individuo y bienestar social
Tenemos a un ser humano que, no obstante su capacidad para recordar, parece olvidar o querer ocultar que se encuentra diluido en un complejo social. Parece no darse cuenta que los logros o dificultades de su sociedad le incumben debido a que lo afectan de forma determinante, que lo arrastran como si lo social fuese una marea incontenible. Una baja autoestima social, propia de pueblos convulsionados o desarraigados como el colombiano, termina por hundir las esperanzas de cambio o progreso de algunos individuos que no quisieron aceptar el cuento del tercer mundo.
La sociedad actual, barrida por un capitalismo salvaje, empieza cada vez
más a rescatar aquellos valores donde se han asentado desde tiempos inmemoriales
los lazos sociales: la religión, la responsabilidad con una comunidad, la
solidaridad, el trabajo, los ideales, etc. Todas esas cosas que parecían haber
ido a parar al baúl del olvido, de lo innecesario, de lo superfluo, retorna con
todo el peso de su razón de ser: religar a la sociedad en torno a valores
específicos de carácter altruista.
Ahora entendemos a los seres humanos del pasado que hicieron de sus
religiones su más respetada creación; allí radicaba el núcleo cohesionador.
El ser humano moderno que prefiere asumir la muerte de Dios como un
logro de la libertad, deberá, no obstante, entender que su nueva forma de
pertenencia y responsabilidad con lo social, reposa aún en una creencia: una
creencia en las leyes que los seres humanos se dan los unos a los otros.
Simplemente el ser humano depende de lo social y el mantenimiento de la
sociedad reposa en una serie de reglas, de renuncias, de promociones de
determinados comportamientos, de leyes, de supones que existen cosas buenas y
malas, de inventar un orden, de fomentar una veneración de ese orden por medio
de símbolos, en fin, establecer un marco de convivencia que siempre es el
trabajo creativo de un artista. Durante toda la historia de la humanidad se ha
hecho esto; cada sociedad busco las formas de suplir estas necesidades y creo
órdenes que así se lo permitieron.
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